¿Qué significa ser libre en el siglo XXI?
Curso para universitarios y profesionales
La libertad es hoy un valor incuestionable. Libertad de consumo, libertad de expresión, libertad de pensamiento. El respeto a la libertad personal es un principio moral incontestable. Estamos de acuerdo. Pero sin embargo sobre las consecuencias que se derivan de este principio no siempre hay acuerdo. La cuestión es, por tanto, qué significa libertad. Solo respondiendo esta pregunta podemos descubrir por qué, bajo el grito de libertad se pueden llegar a defender ideas tan contrarias.
Sí, somos libres de hacer lo que queramos, pero no somos libres de elegir que aquello que hacemos no deje huella en nosotros. Esto es parte de nuestra estructura humana. Ahora bien, el problema es que no solo tenemos que cargar con lo que decidimos ser, pues hay eventos en la vida que no hemos decidido y que, sin embargo, nos condicionan. Hay experiencias que son incorporadas de manera inconsciente y otras que, aunque conscientes, son inevitables.
El engranaje entre lo que decido ser y aquello que no puedo decidir es el desafío de la libertad. Eso implica aceptar nuestra radical vulnerabilidad, cuestión para la que no nos prepara nuestra cultura del “querer es poder”, que predica una libertad sin límites.
¿Se puede hablar de libertad real a pesar de estos condicionamientos? ¿Son ellos un límite a la libertad, o son más bien parte estructural de ella? La tarea de la libertad, que trataremos en este curso, no es solo una cuestión de proponerse metas y poner los medios para alcanzarlas, sino que es una tarea que implica el engranaje de lo que quiero ser con lo que soy y lo que he sido, y lo que ha sido forjado, por la cultura y las situaciones vitales, en mí.
“Al asumir un presente, rehago y transformo mi pasado, cambio su sentido, me libero, me desprendo de él. Pero solo puedo hacerlo comprometiéndome en otra parte”. (Merleau-Ponty, 1957b, p. 497).